De Pando a Puerto Maldonado por el río Madre de Dios

Desde Cobija hasta el Chivé, a orillas del Madre de Dios, han sido otros 200 Km por una carretera de tierra en la que entre el sudor y el polvo que se levanta, se forma una maseta que hace que al final del día acabe como albardado en tierra. A partir del río Manuripi, que de nuevo hay que cruzarlo en pontón, empieza la Reserva Nacional de Fauna Silvestre Amazónica de Manuripi, cuyo logo es una nutria gigante o lobo de río como se la conoce por aquí. Me quedé a dormir en la comunidad de Curichón, donde había una cuadrilla de chavales que habían ido a recoger toronjas (unos pomelos grandes dulces que se usan para hacer jugos) y al día siguiente llegué al Chivé. En esta zona hay varias comunidades que se dedican principalmente a recoger “castañas” que se exportan en su mayoría a los EEUU para hacer aceite, galletas... Cada comunitario tiene 500 ha de selva y la campaña de la castaña dura los 5 meses del verano. Algunos están de nuevo explotando la shiringa (caucho) ya que se ve que de nuevo vuelve a ser rentable su venta. El aprovechamiento de madera está prohibido en la reserva, aunque me dijeron que ya habían sacado la mayoría de los árboles de las especies de madera más valiosa.

En cuanto llegué al Chivé bajé al río a ver si había algún barco que fuera para el Perú y un comerciante se ofreció a llevarme a Puerto Maldonado cuando acabara de vender la carga de verduras que había traído de Perú. También había un barco grande, bastante destartalado, que había llegado el día anterior desde Riberalta en una travesía de 8 días (por la noche no navegaba porque el río ya está bajando y es peligroso). El “capitán” me dijo que había traído a un ciclista de “por donde España con un nombre muy raro” y que se había ido en un deslizador (lancha con motor fueraborda) con los militares por la mañana hacia la frontera. No coincidimos por 4 horas...

En el río había también varias balsas, llamadas “dragas”, de los garimpeiros o buscadores de oro. Tienen un potente motor diesel con una bomba que absorbe arena, con grava y agua del río y la va depositando en una cinta con una mantas donde se va quedando el polvo de oro. Cada cierto tiempo “sacuden” las mantas, añaden mercurio y lo baten bien para que el oro se vaya ligando. Luego lo lavan, lo prensan bien y ya queda el oro puro listo para su venta (el proceso es más o menos así, o así lo entendí yo, vamos...). Me dijeron que hay harto oro y que se vende muy bien. Este procedimiento es muy contaminante por la elevada cantidad de arena y grava que se mueve, lo que obliga a utilizar mucho mercurio. En Perú estas dragas potentes ya están prohibidas y recientemente se han volado con dinamita algunas que todavía se estaban utilizando. En Bolivia aún son legales.

El miércoles por fin salimos en el peque-peque. Este es el tipo de embarcación más usado en el río. Es una canoa de madera, tipo trainera, con un motor que lleva la hélice al final de una pértiga lo que permite sacarla rápidamente del agua y navegar cuando hay poco caudal y riesgo de embarrancar en la arena o salvar troncos, palos... Se llama así por el ruido del motor: pequepequepeque... y son bastante lentas, sobre todo la que íbamos nosotros porque llevaba bastante peso y es una barca grande, de 14 m de eslora. Volvimos con azúcar, aceite de soja y unos cuantos gramos de oro de contrabando. Ya de noche llegamos al puesto militar boliviano de Puerto Heath, en la frontera. Mario les dio unos pollos a los milicos y se ve que con eso ya les vale para que no pongan muchas pegas por pasar todo la carga de contrabando. La sorpresa fue cuando el alférez me dijo a ver si estábamos haciendo una competición los ciclistas de Pamplona porque dos días antes había pasado otro de Pamplona. Increible!!! Por aquí que no pasa casi nadie y coincidimos dos de Pamplona...  Es Aritz, un chaval que ya sabía que estaba viajando en bici por Sudamérica pero le había perdido la pista. Espero verlo en Puerto Maldonado, sería buenísimo...

Ya en Perú, la noche estaba bien oscura y encallamos en un banco de arena y tuvimos que empujar bastante para sacar la canoa de nuevo. Luego empezó a llover torrencialmente y nos refugiamos en el “campamento” de un pescador. Era un plástico, sujeto a modo de toldo entre los árboles y debajo una mosquitera donde nos metimos los tres, Mario, el pescador y yo. Estuvo jarreando toda la noche y a las 7:00h, salimos aprovechando que paró un poco. Pero al rato empezó a llover a saco otra vez y fueron 8 horas en el peque-peque bajo la fuerte lluvia que hace que al final te vayas quedando bastante frío. A la tarde, por fin, divisamos el gran puente que se está construyendo en la carretera interoceánica que va a Brasil. Habíamos llegado a Puerto Maldonado.

Camino del Chivé

Preparando el peque-peque para salir

Draga para la extracción de oro

Mario pilotando

El Madre de Dios visto desde Puerto Maldonado

Cerca de Puerto Maldonado está el Lago Sandoval en la reserva Natural Tambopata. Originado a partir de un antiguo meandro del río, tiene forma de media luna.  Las aguas del lago, ricas en peces, están rodeadas  de extensos aguajales, un ecosistema pantanoso donde crece la palmera aguaje, cuyas ramas caen hasta el propio lago a modo de nuevas raices. Dimos una  vuelta en una canoa a remos y vimos bastantes aves (shanshos que son como una especie de gallinas salvajes con un moño de plumas en la cabeza, guacamayos, tucanes, cormoranes, pájaros aguja, garzas...), perezosos, monos capuchinos, caimanes, tortugas... En el lago habita una familia de nutrias gigantes, conocidas aquí como lobos de río, que pueden tener hasta 1,75 m de largo. La caza comercial para la venta de sus pieles diezmó la población y ahora están en peligro de extinción. Se deben de ver con facilidad porque son de hábitos diurnos y bastante sociales, pero no hubo suerte. Otra vez será.

Lago Sandoval

Perezoso colgao de un árbol

Aguajal

Mono capuchino

Después de unos días bastante tranquilos, sin andar mucho en bici, me espera un tramo bastante duro: 500 Km desde Puerto Maldonado, situado a 250 m sobre el nivel del mar, hasta Cuzco, ubicado a 3.400 m de altura, pasando por el Abra de Hualla Hualla de 4.950 m de altura. Con mis experiencias anteriores con la altitud se me presenta complicado...

Puerto Maldonado, departamento de Madre de Dios (Perú)

Km 9.066

En el Beni

Entre Trinidad y Rurrenabaque han sido 380 km por una carretera de tierra con algunos tramos bastantes complicados. Durante la época de lluvias que recién ha terminado en abril, la carretera está cortada, ya que se trata de una zona llana en la que se acumula gran cantidad de agua cuando se desbordan los ríos. Entre Trinidad y San Ignacio de Moxos tuve que coger tres pontones, uno para cruzar el río Ibare, otro para cruzar el río Mamoré, el cauce principal de esta cuenca, y otro para salvar un tramo de la carretera que todavía estaba inundado. Aún así, me tocó pasar varios tramos con agua hasta la rodilla y muchísimo barro.

Puerto Barador

Cruzando el río Mamoré

San Ignacio de Moxos es un pueblo fundado como misión por los jesuitas en el siglo XVII. Tiene una iglesia de madera del estilo a la de otras misiones de la esta región y de la Chiquitanía, según el modelo que iniciaron en Paraguay. Por la ruta se pasa junto a comunidades indígenas de mosetenes y tsimanes, bastante humildes, sin luz ni agua corriente, aunque la mayor parte del territorio está ocupado por estancias ganaderas de ganado cebú. En la carretera me junté con una familia que estaban pescando en el río y me invitaron a comer a su estancia. Prepararon los pescaditos fritos, que se componían de pirañitas rojas y amarillas, “sardinas”, peces espejo tipo los que hay en los acuarios y otras especie, y locro, un guiso de carne con arroz.

Por la ruta se ven bastantes garzas, cormoranes, jaribús, parabas e incluso algún yacaré (lagarto). Desde Yucumo ya se divisa la Cordillera Real en los Andes, y al otro lado de estas montañas debería estar La Paz. Después de varios días cruzando pueblos muy humildes llegué a Rurrenabaque, localidad muy turística en donde hay montones de hoteles, restaurantes, agencias de viajes de aventura... y muchos turistas que llegan hasta aquí en avión desde La Paz o Santa Cruz. Este pueblo está situado a orillas del río Beni, en la confluencia de los Andes tropicales y la planicie amazónica. Te ofrecen tours a la pampa del río Yacuma o a la selva, el bosque húmedo del PN Madidi caracterizado por una extraordinaria diversidad de flora y fauna.

Iglesia de San Ignacio de Moxos

Carretón tradicional tirado por bueyes

Llegando a Rurre

Río Beni en Rurre

En Rurre me estuve informando sobre la ruta que quería seguir por Ixiamas hasta Puerto Heath, en la frontera de Perú, para luego llegar por el río Madre de Dios a Puerto Maldonado. Resulta que esta carretera sólo llega más o menos hasta la aldea de Alto Madidi y el resto, aunque aparece en algunos mapas, es solo un proyecto que nunca se ha llevado a cabo. Solamente hay sendas abiertas con machete y hay que cruzar bastantes ríos por una zona de selva muy remota, sin apenas poblaciones. Así que ha quedado descartada esta opción, más aún con las historietas que te cuentan en los pueblos de por aquí, como la de dos petroleros que desaparecieron en la jungla en la zona de Ixiamas a los que dicen que se los comió el tigre (jaguar). También me contaron otra de un ingeniero que se quedó dormido a orillas del río Mamoré y se lo comió una sicurí (anaconda). Después los pirañitas, como se conoce a la policía fluvial,  la mataron, la abrieron y allá estaba el ingeniero. Las otras opciones son subir al altiplano por la carretera que va a La Paz o dar una vuelta tremenda por los Llanos del Norte hasta Cobija, en la frontera con Brasil, y de ahí ir de nuevo hacia el Sur hasta El Chivé, en el río Madre de Dios y de ahí desde Puerto Heath por el río hasta Puerto Maldonado en Perú.

De momento me apunté a un tour por la pampa. Han sido tres días, con dos noches en un campamento junto al río Yacuma. bastante divertidos, en buena compañía. El viaje se hace desde Santa Rosa en unas canoas para 8 persona por el río Yacuma, un río muy angosto con cantidad de madres y canales, donde se concentran muchos animales: monos ardilla, monos ahulladores, yacarés y caimanes, petas (tortugas), perezosos, capibaras, bufeos (delfín rosado), garzas, cormoranes, jaribús, parabas, tucanes, anacondas (aunque a esta no la vimos, todavía hay bastante agua como para tener la suerte de encontrarla)... Por ahí estuve con dos canadienses de Quebec, dos holandesas, un inglés y una pareja de yankees.

Monos ardilla

Caimán

Amanecer en el río Yacuma

Capibara

Bufeo

De Santa Rosa hacia el Norte, hasta llegar al río Madre de Dios, hay unos 400 Km donde apenas hay pueblos, solo estancias, la mayoría bastante separadas de la ruta. Además el paisaje son de nuevo los llanos que me han acompañado durante casi 1.000 km desde Santa Cruz, así que decidí coger un bus hasta Cobija. Han sido 25 horas de viaje en la flota Yungueña por una carretera de tierra para hacer 710 Km con paradas para comer, cenar, desayunar, volver a comer, cruzar los ríos Beni y Madre de Dios en sendos pontones, controles policiales... vamos, casi más duro que ir en la bici...

Cruzando la flota en el pontón el río Madre de Dios

Cobija es la capital del departamento de Pando, situada a 280 m de altitud y con 80.000 habitantes. Es la ciudad más aislada de Bolivia, de hecho durante la época de lluvias está incomunicada con el resto del país por tierra. Se encuentra en el extremo norte de Bolivia, a orillas del río Acre, junto a la frontera con Brasil. Es una ciudad bastante tranquila y por la calle se ven muchos brasileiros que vienen a hacer compras. El calor vuelve a ser bastante asfixiante después de haber disfrutado de unos días más “frescos” por la llegada del viento del Sur. Mañana salgo para Puerto Maldonado en Perú, a donde espero llegar en “deslizador” por el río Madre de Dios.

Me acabo de enterar que se ha salvado Osasuna, así que ya podemos estar todos más tranquilos... Siempre sufriendo hasta el final.

Cobija, departamento de Pando (Bolivia)

Km 8.880

Por los Llanos del Este

Durante estos días he recorrido el tramo de transición de 560 Km que separan Santa Cruz de Trinidad, la capital del Beni. Han sido cinco días bastante aburridos, con un paisaje muy monótono, cruzando unas llanuras inmensas interrumpidas únicamente por la Serranía de Chiquitos entre San Ramón y Guarayos. La carretera está asfaltada y en los 200 km iniciales hay bastante tráfico de camiones hasta llegar a San Ramón, donde está el cruce que va a Brasil. En esta zona la actividad más importante es la agricultura, con cultivos de soja, maíz y sorgo principalmente, y la ganadería con ganado de raza cebú, tipo las vacas que hay en la India, y algunas explotaciones de vacas lecheras. En esta zona de Santa Cruz se han establecido numerosas comunidades de menonitas, procedentes de EEUU sobre todo, que viven más o menos como en el siglo XIX. Los hombres van vestidos todos iguales con petos de granjeros, camisas blancas y sombreros de ala ancha, y las mujeres con vestidos tipo la casa de la pradera. Se hace bastante curioso ver a grupos de niños rubitos por estas tierras. A partir de Ascensión de Guarayos el paisaje empieza a cambiar, con extensos pastizales y áreas forestales, grandes haciendas y pueblos mucho más escasos. El único río que he cruzado en toda la ruta ha sido el río San Pablo, a partir del cual empieza el departamento de Beni. Luego me he enterado que a Trinidad se puede llegar también en barco por el río Mamoré desde puerto Villarroel, seguramente mucho más entretenido, cruzando por zonas de selva y viendo animales... yo los únicos que he visto han sido los que estaban atropellados en la carretera.

El calor es insoportable. Con la bici salía sobre las 5:30 h de la mañana, antes de amanecer, porque para las 10:00 h la temperatura sube por encima de los 35ºC y con la humedad tan alta que hay es muy agobiante. Aún cuando vas en la bici te pega un poco de aire fresco pero como te pares al sol, mueres. Por la noche sigue haciendo mucho calor y hasta bien entrada la madrugada no empieza a refrescar. En los alojamientos suele haber un patio con hamacas y ahí me quedo tumbado hasta las 2 o 3 de la mañana antes de meterme en el cuartucho a dormir. Al menos en esta época no hay muchos mosquitos.

Un cruce que me tentó mucho...

Al fondo la Serranía de Chiquitos

Toro cebú

Trinidad es una ciudad tranquila situada a 236 m de altura. En el centro de la ciudad está la plaza principal, muy agradable, donde la gente charla, se refresca bajo la sombra de grandes árboles y toma helado en los cafés y restaurantes de las aceras. Lo curioso es que uno de los árboles de la plaza había un perezoso tan tranquilo comiéndose unas hojas y moviéndose a cámara lenta. Es increíble la cantidad de motos que hay. Las calle están llenas de motos chinas en las que van hasta cuatro personas y los taxis también son mototaxis. Junto a la ciudad pasa el río Ibare que va a parar al gran río Mamoré, situado a unos 10 Km de la ciudad. Ayer estuve en Puerto Ballivian, en el río Ibare. Es uno de los puertos comerciales de la ciudad y hay bastantes restaurantes donde se puede comer pescado. También fui a un parque municipal donde tienen una anaconda de 9 m de largo. Está dentro de una jaula con un pequeño estanque y patos. Me dijo el cuidador que cuando tiene hambre se come un pato y luego está tres o cuatro días haciendo la digestión hasta que se come otro. La verdad que la vida de estos patos en la jaula tiene que ser bastante estresante...

 

Puerto Ballivián en el río Ibare

Anaconda

Petas. A estas también se las comen por aquí.

Un perezoso en pleno centro de la ciudad

Catedral de Trinidad

Fuente de la plaza principal de Trinidad

Mañana salgo para Rurrenabaque por una ruta que espero sea más divertida aunque también más complicada. En la época de lluvias está cortada y ahora todavía hay un tramo que está inundado y hay que hacerlo en pontón (barca). Además hay que cruzar numerosos río en los que no hay puentes, pero ya llegaré, poco a poco.

Trinidad, departamento de Beni (Bolivia)

Km 8.370