jueves, 28 de abril de 2011

Por Bolivia. Salar de Uyuni y cambio de ruta.

Pedalear por el altiplano se me ha hecho muy muy pesado. Es una lucha contra el soroche (mal de altura) que te deja sin aire, el intenso sol diurno y el frío de la noche, el viento casi permanente, el polvo de los caminos y el paisaje árido de estepa.

La entrada ha Bolivia ha sido un cambio radical. El departamento de Potosí es el más pobre del país más pobre de Sudamérica. Los pueblos son horribles y gente es muy humilde, bastante parca en palabras. Se me acabaron los sandwich de milanesa, los lomitos completos, los asados, las facturas, el dulce de leche... ahora en los pueblicos la comida, si la encuentras, la preparan las cholitas en la calle en pucheros de sopa, guisos, humitas (masa de choclo), pollo... sólo en los pueblos más turísticos encuentras pizzerías y otra comida. Pero a la vez Bolivia es muy auténtico. Es el país de Sudamérica con mayor porcentaje de población indígena. Las cholitas llevan sus dos largas trenzas y un bombín, y un montón de poleras. En los pueblos oyes a la gente hablar quechua, incluso a los jóvenes. Me dijeron que el quechua se habla en el norte, en Potosí y Oruro, mientras que el aymara se habla en La Paz y Cochabamba, aunque en algunas zonas en el límite hay muchas familias que hablan los dos idiomas.

Desde la frontera hasta Tupiza la carretera está, salvo algunos tramos, asfaltada, pero llegué bastante agotado por la altura. Me quedé un día a descansar y ya más aclimatado emprendí el camino hacia Uyuni sin saber bien lo que me esperaba. Han sido los días más duros desde que empecé el viaje. Aquí el altiplano no tiene nada de plano, he tenido que cruzar unas montañas con larguísimos puertos de los de poner plato pequeño y subir a 5-6 Km/h, con varios pasos a más de 4.000 m de altura y muchos Km por encima de los 4.000 m. Llegabas a un collado para luego bajar unos 200 o 300 m de desnivel y volver a tener que subir hasta los 4.000 m, desesperante! Me salían unas medias paupérrimas de 10,5 Km/h. El camino es de tierra y se levantaba una polvareda impresionante cuando pasaba algún vehículo, había algunos tramos de serrucho bien marcado y zonas con arena... horrible, vamos. Lo único que me motivaba un poquillo fue ver alguna vicuña cruzando el camino. El primer día llegué agotado a unas casas en medio de la nada que resultó ser una mina de zinc. Allá vivían varias familias de mineros con niños y todo, y me dejaron armar la carpa dentro de un almacén donde pase la noche a 4.050 m de altura, bastante bien por lo que se supone que ya estaba más o menos aclimatado. Sin embargo, al día siguiente también se me atragantaban las cuestas, vas mucho más agotado, como si estuvieras desentrenado, muy mal, vamos... En Atocha me dijo un señor que fuera por las vías del tren que era más corto y que los domingos no circulan trenes. Duré pocos Km hasta que me pude salir en la siguiente estación porque la senda estaba llena de piedras, cristales... y había que cruzar un montón de pequeños puentes bajado de la bici porque solo estaban las traviesas. Hasta que llegué a un “acogedor” pueblo llamado Cerdas, no empieza una larga planicie hasta Uyuni.




Torre a la salida de Tupiza

Pedaleando a 4.000 m de altura


Al fondo el "acogedor" pueblo de Atocha

Por la vía del tren hacia Uyuni

Mercado de Uyuni

Uyuni es un solitario y frío pueblo pero en el que hay bastantes turistas que van a hacer tours en todoterreno por el Salar de Uyuni y las lagunas, volcanes y géiseres de Sud Lípez. Una de las cosas fijas que quería hacer en este viaje era cruzar el Salar de Uyuni, el más grande del mundo, haciendo noche en la isla de Hinca Huasi donde hay un refugio en el que solo dejan dormir a los ciclistas. Pero no ha podido ser. Normalmente para estas fechas el salar es una costra dura de sal pero este año ha debido llover bastante y tiene mucha agua y la sal esta blanda. Ni siquiera los todoterrenos estaban llegando hasta la isla. Aún así me resistía a darme la vuelta y me quité las zapatillas, me puse las chancletas y crucé la primera balsa de agua. Había unos 20 cm de agua y debajo la sal dura y más o menos crucé sin problemas. Quería llegar al menos hasta el hotel de sal que se veía en el horizonte a unos 5 Km pero conforme avanzaba el día, con el calor del sol, la sal se iba poniendo más blanda y era imposible seguir. Total que tuve que dar la vuelta y sacar la bici del salar a rastras... un desastre.

Esta primera "balsa" la crucé con la bici





La alternativa de seguir la ruta hacia Oruro y después La Paz por el altiplano no me motivaba nada. Eran un montón de Km sin nada especial para ver, y la ciudad de La Paz tampoco es que me hiciera mucha ilusión. Necesitaba tomar aire y algo más de calor. Así que cuando volví a Uyuni vi que salía un bus nocturno para Sucre y compré un pasaje. Fueron 12 horas en bus para hacer los 375 Km que separan Uyuni de Sucre, pasando por Potosí. Creo que me gusta más el calor tropical y la selva que el frío seco y la tierra yerma del altiplano. Además el altiplano solo representa un 30% de la superficie de Bolivia.

Sucre es la ciudad histórica de Bolivia. Esta situada a 2.790 m de altura en un valle de clima templado, ya mucho más agradable. También se la conoce como la Ciudad Blanca por el color de sus edificaciones coloniales casi siempre adornados con bonitos balcones y fuentes. En el centro de la ciudad está la Plaza 25 de Mayo con varias esculturas de generales libertadores de América y junto a ella la catedral y la Casa de la Libertad.

Plaza 25 de Mayo



Casa de la Libertad
Ahora la idea es seguir hacia el Oriente de Bolivia, a Santa Cruz y después, si se puede, hacia Trinidad, ya en la cuenca del Amazonas. Se supone que ya se ha terminado la temporada de lluvias, pero ya veremos.


Sucre, departamento de Chuquisaca (Bolivia)
Km 7.125

miércoles, 20 de abril de 2011

Jujuy

Tres meses y diez días después de salir de Usuhaia y tras recorrer 6.743 Km he llegado a La Quiaca, el último pueblo de Argentina antes de cruzar la frontera a Bolivia. Y es que este país es mucho grande... Por una parte tenía ganas de llegar aquí para cambiar de país pero por otro lado creo que voy echar mucho de menos la hospitalidad de la gente y el trato tan cercano que han hecho que me sienta tan agusto en Argentina.

La provincia de Jujuy se caracteriza por las variaciones de altura que implican diferentes paisajes en función de las características ecológicas y climáticas. Desde Salta se llega a la capital de la provincia, San Salvador de Jujuy, por una carretera de cornisa que atraviesa una zona boscosa. San Salvador de Jujuy es una ciudad bastante sosa y no tiene nada que hacer con la cercana Salta, mucho más bonita y alegre.



Bosque de las Yungas


Siguiendo al Norte se entra en la Quebrada de Humahuaca, declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la belleza de sus cerros, sus coloridas tradiciones y su milenaria cultura. En Tilcara estuve visitando la Pukara, que en lengua quechua significa fortaleza. Se trata de un asentamiento prehispánico que no presenta construcciones defensivas pero que posiblemente se denominó así por su situación estratégica en el centro de la quebrada y la visión panorámica que posee. Por su situación geográfica se trató de un lugar de intercambio entre los productos de la puna y los valles. Durante la ocupación inca se construyó un espacio público donde se celebraban ceremonias o rituales oficiadas por personas de la comunidad que habían tenido contacto con los dioses, ancestros o “mallkus” (espíritus de los cerros). Para contactar con este mundo sobrenatural se ponían agusto inhalando cebil, una sustancia alucinógena muy utilizada en el Noroeste argentino.



Ésta para que Nerea no me de la brasa...

Jardín botánico de altura




Un poco antes de llegar a Huacalera he cruzado el Trópico de Capricornio. Así que ya estoy en los trópicos, aunque con estas altitudes no se nota mucho. Por la tarde refresca y a la noche hace ya bastante frío. Al salir de la quebrada empieza la puna, una altiplanicie poblada por una estepa de arbustos bajos que me va a acompañar hasta el lago Titicaca.

Desde Humahuaca, una localidad muy turística situada a 2.936 m de altura, la carretera empieza a subir bastante hasta los 3.780 m. He llegado a Abra Pampa, un desolado pueblo situado en medio de la puna, bastante agotado por la altura. Ha campado junto a la plaza del pueblo y por la noche me he despertado un montón de veces como si me faltará el oxígeno, bueno y también por los ladridos y peleas de los perros callejeros que tanto abundan por estos pueblos. Hoy estoy mejor y más me vale porque me esperan bastantes días por el altiplano a más de 4.000 m de altura.


Por aquí ya están con la previa de la Semana Santa

Mercado de Humahuaca

Humahuaca

Por la puna



Finalmente he llegado a La Quiaca, un importante pueblo de frontera. Hay un gran tránsito de autobuses, la mayor parte de Bolivianos que vienen o van a Buenos Aires a trabajar, y también de gente que cruza a Bolivia, a la localidad vecina de Villazón, a hacer compras, ya que debe ser mucho más barato. Mañana cruzo a Bolivia camino del Salar de Uyuni. Ya os contaré que tal.


La Quiaca, provincia de Jujuy (Argentina)
Km 6.743

sábado, 16 de abril de 2011

Tucumán y Salta

Durante unos días he dejado la bici en Santa María y desviándome de mi rumbo siempre al Norte, he cogido un autobús hasta San Miguel de Tucumán. Allí me he quedado en casa del Dr Fuensalida con Carolina y Gillermo, los chicos que conocí en Londres, y su madre, Cecilia. Tucumán es la cuna de la independentzia argentina. En el centro de la ciudad está la Plaza de la Independencia y junto a ella, la Casa Histórica. Esta casa fue la sede del Congreso que declaró la independencia de las Provincias Unidas de Sud América el 9 de julio de 1816.

Han sido unos días buenísimos conociendo la ciudad y descansando como si estuviera en casa. Me han tratado de primera y he estado muy agusto, vamos que me daban ganas de quedarme por aquí... Pero de momento tocaba continuar la ruta, así que, no con muchas ganas regresé a Santa María para seguir pedaleando hacia el Norte. No sé que más me va a deparar este viaje ni hasta donde voy a llegar, lo que si que tengo claro es que los días que he pasado en Londres y Tucumán no se me van a olvidar fácilmente.

Vestido de gala para asistir a un quince. Siempre llevo un traje en mi equipaje por si surge algún evento.
Desde Santa María por la ruta 40 se llega a Cafayate, ya en la provincia de Salta. Es una zona de viñedos con varias bodegas muy antiguas de estilo colonial. El vino típico de la región es el blanco torrontés, un vino muy fresco que tuve ocasión de probarlo en una degustación que ofrecieron en una visita a la bodega La Banda, la más antigua de la ciudad, que fue fundada en 1610 por Francisco Lisperguer, de origen vasco. Las visitas a las bodegas son gratuitas, ya que al final todo el mundo acaba comprando alguna botella de vino blanco o de tinto de variedad malbec, también muy rico, por cierto...






Iglesia catedral

No tuve el gusto de probarlos


Bodega La Banda



Saliendo de Cafayate tomé la ruta 68 que cruza la Quebrada de las Conchas, un espectacular cañón por el que desfilan impresionantes formaciones geológicas talladas por el agua y el viento. Me dijo un chico en Cafayate que estos días pasados habían estado por aquí algunos de los mejores especialistas de down hill del mundo, grabando descensos con las bicis por algunos de los cerros de la quebrada. A la salida del cañón acampé junto al río en un pueblico casi deshabitado llamado Alemania, al parecer fundado por colonos alemanes, y donde finalizaba antiguamente la línea del ferrocarril que venía desde Buenos Aires pasando por Salta.

En esta ruta por fin he coincidido de nuevo con ciclistas, aunque en sentido contrario. Me he juntado con una pareja de ingleses que venían pedalenado desde Canadá, de donde salieron en junio del año pasado, y pensaban llegar hasta Río de Janeiro pasando por las cataratas de Iguazú. Casi nada...


El Obelisco

Garganta del Diablo


  
Antigua estación de tren de Alemania


Al día siguiente, ya por fin llegué a Salta. Es una ciudad muy turística con fisionomía hispano-colonial, con casas de un solo piso y situada en el fondo de un valle, rodeada de montañas. En el centro de la ciudad está la Plaza 9 de Julio y junto a ella la catedral, además de otros edificios de estilo colonial y más iglesias.

En Salta me estoy quedando en un hostel de mochileros. Desde hace como dos meses, cuando estuve en El Calafate, que no iba a uno de éstos. Y como no está lleno de guiris, vamos que no habla castellano ni cristo. Por suerte aparecieron tres colombianos morenitos de Calí muy buena onda y, junto con una chica boliviana, compartimos un asado. Cada uno compró un trozo de carne y el chico del hostel preparó las brasas y nos la asó. Por la noche salimos a conocer la famosa noche salteña. Estuvimos en el Paseo Balcarce. Es una calle peatonal llena de bares con terrazas, pubs, boliches, casinos y peñas. Las peñas son locales donde puedes cenar o tomar algo y hay algún espectáculo folklórico tradicional. El ambiente estaba un poco tranquí, se ve que por ser jueves y porque aquí la gente hace la previa en casa y hasta las dos de la mañana no sale de fiesta. Los colombianos me dijeron que me vaya preparando para cuando llegue a Cali, que allí hay marcha todos los días y desde las tres de la tarde...




Plaza 9 de Julio





Bueno, a ver si mañana me decido a salir y le meto un poco de caña para llegar a la frontera con Bolivia en cuatro o cinco días.


Salta, provincia de Salta (Argentina)
Km 6.329

jueves, 7 de abril de 2011

La Rioja, Catamarca y descanso en Londres


Al recorrer los primeros 100 Km por la provincia de La Rioja pensé que cruzar esta provincia y Catamarca hasta llegar a Salta iba a ser un autentico aburrimiento. Fue una recta interminable en medio de la estepa, sin pasar por ningún pueblo, con un sol de justicia y mucho calor. Sin embargo, al llegar a Villa Unión la cosa cambió muchísimo y han sido unos días muy buenos. Primero crucé la Sierra de Sanogasta por la Cuesta de Miranda (aquí a los puertos les llaman cuestas). El paisaje es impresionante con montañas de areniscas rojas con los cactus destacando entre los matorrales y algunos arbolillos de pequeño porte. Después de Chilecito, la segunda localidad más grande de La Rioja tras de la capital, dejé la ruta 40 y me desvié hacia Famatina, entre campos de nogales, viñas y otros frutales.

Cuesta de Huaco



Cuesta de Miranda




En Tinogasta, ya en la provincia de Catamarca, la mayor parte de la gente son mestizos, vamos que muchos rubios no se ven... Allí cogí un atajo que ha resultado ser el camino más complicado desde que empecé el viaje, puro mountain bike. Se trataba de cruzar la Sierra de Fiambalá por la Cuesta de Zapata. Por este camino no se puede pasar en auto, a lo sumo en moto y no me crucé con nadie en los 70 Km que hice. Al principio se cruzaban una serie de ríos secos con muchas piedras y tramos de arena. El camino iba subiendo haciendo zetas con un ancho de 3 m como mucho y un precipicio enorme a la derecha. Luego había tramos con muchas piedras y pinché las dos ruedas. Llevaba montones de Km sin percances y aquí se me juntaron todos. Me llevó todo el día cruzar esta sierra y casi de noche llegue a... Londres!


Estos señores andaban recogiendo ají silvestre y me invitaron a un kalimotxo.

Cuesta de Zapata





Víbora de coral

No es que me hubiera teletrasnportado hasta Londres. Este es el primer pueblo que se fundó en Catamarca en 1554. Recibió este nombre en homenaje a la boda real celebrada ese año entre María Tudor de Inglaterra y Felipe II de España. Era domingo y al llegar a la plaza buscando un sitio donde alojarme tuve la suerte de encontrarme con la casa del Dr. Fuensalida. Es una casa colonial con un gran patio interior. Había un montón de gente y música de bandoleón. Resultó ser que estaban celebrando el cumpleaños del dueño de la casa. Empezamos a hablar y me dijo que la familia de su madre se apellidaba Espoz y que eran descendientes de Espoz y Mina, el bandolero navarro que luchó contra los franceses en la época de Napoleón.

Me quedé en su casa y al día siguiente fui con sus hijos, Carolina y Guillermo, a la quinta (como llaman aquí a los campos de nogales) a ayudar un poco en la cosecha. Al final me quedé tres días. Los hijos son majísimos y estaban en Londres en la temporada de la recolección de la nuez, ya que normalmente viven en Tucumán. Tienen caballos en casa y una tarde salimos a montar. A mi me dejaron un caballo de raza "peruano de pasa". Me dijeron que era como sentarse en el sillón de casa por la forma de andar del caballo. Ibas al trote ligero y no botabas nada. El mejor caballo que he andado en mi vida, una gozada, con lo que me gusta a mi montar a caballo...

Fuimos hasta las ruinas incas de Shincal. Este fue el asentamiento más al sur del imperio inca y aquí estuvieron unos años sometiendo al pueblo indígena calchaquí hasta que llegaron los españoles a someterlos a ellos. A la vuelta se nos echó la noche encima y volvimos bajo la luz de un firmamento impresionante. Y muy bien, porque se ve que los caballos de noche ven mucho mejor que nosotros. Fueron unos días buenísimos. Un día comimos cabeza de vaca goateada. Se hace un agujero en el suelo y se mete la cabeza envuelta en tela de saco y se cubre con brasas. Después se echa la tierra encima y la cabeza se cocina muy lentamente, solo con el calor porque no hay combustión. Otro día asado, pizza hecha en la brasa....


Ruinas de Sinchal





El Dr Fuensalida diseccionando la cabeza de vaca goateada


Con Carolina y Guillermo

Víbora de cascabel


Después de tres días con esta familia que me ha acogido tan bien, la vuelta a la soledad de la ruta se me ha hecho un poco durilla. Ahora estoy en Santa María, el último pueblo de Catamarca antes de entrar en la provincia de Salta. Y sigo sin juntarme con ningún ciclista, no sé donde leches se han metido....


Santa María, provincia de Catamarca (Argentina)
Km 6.044