El jueves crucé el río Barrancas, el cual se junta unos kilómetros aguas abajo con el Río Grande y pasa a llamarse río Colorado. Este río es el límite entre las provincias de Neuquén y Mendoza, pero además es el principio, para mi el final, de la Patagonia. Han sido 4.317 km recorridos para cruzar de Sur a Norte esta basta región compartida entre Argentina y Chile. Y todos los kilómetros en bici, ni uno solo en autobús o en coche, y no precisamente por la ruta más fácil. He intentado buscar en lo posible carreteras y pistas secundarias y evitar al máximo el asfalto. Alguno pensará que estoy un poco colgado, pero era algo personal, un reto. Así que, después de ésto, ya está todo chupado...
Desde Chos Malal, situado a 900 m de altitud subí por una pista durante 45 km hasta el refugio del cerro Wayle, ubicado a 2.300 m de altitud. Es un ambiente de estepa y está justo en frente de la laguna y la base del volcán Tromen (4.114 m). El refugio en verano es el centro de operaciones de los guardaparques del Parque Provincial El Tromen. Allí estaba uno que me llevó por larde en su camioneta (como llaman aquí a los pickup que tanto abundan) a la laguna. Todavía quedaban algunas parejas de cauquenes, cisnes de cuello negro, flamencos... Es una zona de cría porque a partir de finales de marzo empieza a nevar, la laguna se hiela, las aves se marchan a sus zonas de invernada y los ganaderos bajan el ganado al valle. Suelen caer dos metros de nieve y la temperatura por la noche baja frecuentemente hasta los 20ºC bajo cero.
El guarda me contó que los grandes bandos de cotorras que he estado viendo estos días en la estepa, eran en realidad loros barranqueros. Están protegidos porque sus poblaciones son muy fluctuantes. Aumenta muchísimo los años que hay semilla de no sé que planta y luego vuelve a caer en picado. Sin embargo, los ganaderos han empezado a estabular el ganado y almacenar pienso por lo que la población de loros se ha disparado. Ahora son los ganaderos los que más se quejan, pero a la vez son ellos los que han generado el problema. Esto en Navarra se solucionaría declarando al loro barranquero especie plaga y a correr.
A cenar vino también un puestero. Un viejo gaucho que tiene un rebaño de 200 cabras. Son trashumantes y desde noviembre que había subido a la montaña con el ganado, no ha bajado ni un solo día al pueblo. Se crío en las laderas del Tromen, donde su padre lo dejaba cuando era un niño durante semanas en el monte con las cabras. Prepararon para cenar un calderete de chivo con patatas y fideos, buenísimo. En el norte de Neuquén la especialidad es el chivito asado.
Por la mañana, desde el refugio se veían formarse nubes en la cima del volcán y da la sensación de que sale humo. Se ve que el aire sube por la ladera y con la altura se enfría y se condensa formando pequeñas nubes que desaparecen rápidamente. Hacía bastante frío y el viento era helador, así que me abrigué bastante y camino abajo llegué a Barrancas. Después ya me sobraba toda la ropa.
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Laguna Tromen |
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Volcán Tromen (4.114 m) |
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Final de la Patagonia |
En Barrancas cogí de nuevo la Ruta 40, con bastantes tramos de ripio en muy mal estado, muy suelto, mucho serrucho y muchas más subidas que bajadas. Es un paisaje muy árido de estepa, con grandes montañas peladas. Sólo los ríos importantes llevan agua y el resto de arroyos en esta época están secos, por lo que hay que acarrear bastante agua ya que no hay muchos pueblos en la ruta. Después de subir otro puerto largo llegué a la pequeña ciudad de Malargüe. Está en medio de un desierto pero pasa un río y es muy acogedora gracias a que hay muchos árboles y jardines.
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Río Grande |
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Bajada hacia Malargüe |
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Zorros grises |
Ahora tenía tres opciones: seguir por el asfalto dando un rodeo por la ciudad de San Rafael, seguir por la ruta 40 o tomar una pista en línea recta con muy poco tránsito atravesando la Pampa del Diamante. Elegí la última, un camino de 160 km entre El Sosneado y Pareditas sin nada en medio. Vamos, que la Bardena alado de ésto se queda pequeña. Cargué bien de agua y a la tarde empecé a darle. Al principio se veían algunos pozos petrolíferos de YPF, bastante obsoletos, o eso me pareció. Pero pronto vi que iba a ser bien complicado porque aparte del ripio suelto y el serrucho, se sumó algo mucho peor: la arena. En la mayor parte del camino las ruedas se agarraban un montón y había que ir con el plato pequeño haciendo mucha fuerza, y en algunos tramos era imposible ir montado. Me crucé con dos chavalillos daneses que venían en sentido contrario hechos polvo y sin agua. Todavía les quedaban 18 Km hasta el pueblo así que habrían llegado de noche. Por suerte para ellos había luna llena y la noche fue muy clara. Les di un poco de agua y nos despedimos con un: Good luck!!!
Al día siguiente al llegar al río Diamante había unas casas. Me acerqué a buscar agua y resultó ser una escuela. Allí no estaba más que la celadora con sus dos hijitas. Me dijo que los niños estaban ahora de franco. Al parecer van 20 días a la escuela internos y luego está otros 10 con su familia en los puestos. A la escuela van 24 niños, todos hijos de puesteros de la pampa.
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Pampa del Diamante |
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Río Diamante |
Al atardecer llegué al arroyo Papagayo, donde pensaba acampar. Allá estaba una cuadrilla que me había juntado unas horas antes y me habían ofrecido llevarme en su camioneta. Habían estado todo el día cazando quirquinchos, una especie de armadillo más pequeño que los que había en la Patagonia. Tenía perros de rastro picados para cazar sólo estos bichos. Dicen que su carne es exquisita, muy fina. Y tendrá que serlo porque si te agarran los guardaparques te llevan preso y te cae una multa de 3.000 pesos (600 €). De todas formas, a esta cuadrilla no tenía pinta que les fuera a pillar nadie... Al anochecer, me dejaron una botella de cocacola llena de vino dulce casero y un trozo de pollo que habían asado junto al río y se fueron para su pueblo.
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La cuadrilla de furtivos con la cacería |
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Araña pollito o peluda. Me dijeron que no hay cristiano que viva si le pica una de éstas. |
La mañana siguiente, ya por mejor camino, llegué a Pareditas y de ahí de nuevo enganché la ruta 40 asfaltada hasta San Carlos, a las puertas de la ciudad de Mendoza.
San Carlos, provincia de Mendoza (Argentina)
Km 4.765
especies plaga, cazadores furtivos.... que mal rollo de semana....!!! supongo que al menos con todo esto te habrás acordado algo de nosotros.
ResponderEliminarA este rítmo estás en Galápagos en un par de meses, ya me dirás para que avise a mis amigos...
un beso
ana
Cada vez me recuerdas más al Fragel viajero, Matt, jeje
ResponderEliminarsaludos!
termi
Me ha encantado la cuadrilla de "furtivos"...parecian la familia "Tramp"...k gracia!....
ResponderEliminark punto verte con ellos....te imaginaba hablando con ellos y comiendote el pollo con coca colca y vino dulce!!!
k punto!!! muxs bsss
....y cuidate muxo!!